En el medio agropecuario se ha vuelto
recurrente la noticia que una finca o hacienda reconocida por varias
generaciones como una organización próspera y rentable, cae en manos de una
entidad financiera que tuvo que embargarla por incumplimiento de las
obligaciones crediticias.
Esta es una situación que se repite una y otra
vez, mermando el patrimonio y la tranquilidad de la gente de campo que ve
perder sus fincas por un deficiente manejo financiero surgido de malos negocios
o, en el peor de los casos, por desconocimiento de las implicaciones de la deuda.
En este artículo vamos a presentar cuatro consideraciones básicas en el manejo
de deuda que debe tener un administrador prudente:
A mayor
endeudamiento, mayor riesgo: Existen dos fuentes de capital para cualquier actividad: (1) el
patrimonio o los recursos propios que surgen por capitalización del dueño o
accionistas, por reinversión de ganancias o por préstamos que da el dueño a la
actividad; y (2) la deuda que surge de préstamos con entidades bancarias o
cooperativas o por compromisos con proveedores.
La forma en que se combine las fuentes de capital determinará el grado
de endeudamiento o apalancamiento. Como
regla general, a mayor endeudamiento tenga una finca será más susceptible a que
una disminución en ingresos provoque estrés financiero y/o incumplimiento con
entidades bancarias. Las fincas con
altos niveles de endeudamiento tienen menor probabilidad de sobrevivir las
crisis económicas.
La retención de
ganancias es la fuente óptima de capital: En decisiones de deuda a largo plazo,
comúnmente conocida como préstamos decrecientes o a término, la necesidad de
recurrir a una deuda bancaria surge de la incapacidad de sustentar con los
recursos propios una expansión o inversión para modernizar la operación. Si bien recurrir al financiamiento se ha
vuelto un trámite normal en el mundo moderno, hay que estar consciente que la
deuda no debe ser la única fuente de financiamiento. Por lo tanto, para evitar el endeudamiento
progresivo se debe periódicamente retener ganancias o realizar nuevas
capitalizaciones para financiar las expansiones o modernizaciones. La
austeridad y el ahorro son los fundamentos de la retención de utilidades.
El plazo de la
inversión debe estar alineado al plazo de la deuda: En decisiones de deuda a corto plazo, la razón principal por la
cual una finca adquiere deuda es para financiar en el presente la generación de
un flujo de efectivo futuro. Por
ejemplo, se pide una línea de capital de trabajo para cubrir gastos operativos
o inversiones a corto plazo que rendirán sus frutos en menos de un año. Para
evitar estrecheces en la generación de efectivo de una inversión, el plazo de
la inversión debe estar alineado al plazo de la deuda. Se recomienda no usar préstamos a corto plazo
para colocar en inversiones a largo plazo, tales como propiedad, planta o
equipos. Para fines a largo plazo se
recomienda los préstamos a término.
El retorno de la
inversión debe ser superior al costo del capital: La deuda se debe destinar a
inversiones que superen el costo de la deuda, de otra manera se estará
sembrando la semilla para futuros problemas crediticios. Y qué decir de invertir la deuda adquirida en
gastos ajenos a la producción, llámese artículos de consumo o gastos de otras
actividades; esto es mucho más grave ya que esto no genera utilidad alguna. La mejora en los retornos de la actividad
debe ser una tarea primordial del administrador. Normalmente se logra agregando valor al
producto, sea por procesamiento o por abastecer directamente al consumidor,
eliminando intermediarios.
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