lunes, 13 de mayo de 2013

El embrujo del crédito fácil

Peligros de un préstamo predatorio y cómo detectarlo

En Panamá coexisten dos mundos financieros muy distintos.  El primer mundo es el Centro Bancario Internacional que con sus 93 marcas de bancos hace que el sector financiero panameño sea excepcional, en comparación con nuestros pares latinoamericanos.  Por ejemplo, Colombia con una población de 46 millones de personas tiene 22 bancos; Costa Rica con sus 4 millones de personas tiene 29 bancos.  Este gran cúmulo de bancos, de los cuales la mitad compiten en el mercado local, le brinda obvias ventajas al consumidor inclinando la balanza a su favor.  Algunas de las ventajas son: acceso a múltiples posibilidades de crédito, menor riesgo que pocos jugadores dominen la industria –con los consecuentes problemas de un oligopolio–, mejoramiento continuo de la oferta y tendencia a la baja de los costos al consumidor.

El segundo mundo financiero corresponde a las entidades prestamistas distintas a los bancos, llámese financieras, casas de préstamos, prestamistas individuales, entre otros nombres.  Este mundo financiero no es explícitamente negativo, puesto que cumple con la función de servir a los consumidores que (1) no son sujetos de crédito de las instituciones del Centro Bancario Internacional o (2) requieren el dinero con brevedad.  Dado que sirven a un consumidor más riesgoso desde la óptica crediticia, estas entidades prestamistas dan crédito en términos y condiciones más desfavorables al consumidor que las entidades bancarias. 

Ahora bien, también pueden encontrarse casos donde la intención primaria no sea ganar intereses por el dinero prestado –como el negocio tradicional de crédito– sino apropiarse de los bienes del cliente o comprometerlos con deudas casi eternas.  A esta práctica se le conoce como préstamos predatorios, ya que por medio de costosos cargos de instalación, excesivas tasas de interés, altas penalidades y leoninas cláusulas de ejecución de garantías se obtienen beneficios excesivos para el prestamista a expensas del prestatario.  En términos generales se está frente a un prestamista predador, al cual se debe evitar a toda costa, cuando observamos lo siguiente:
  1. Su objetivo de mercado es población vulnerable: Se dirigen a población que no cuentan con suficiente experiencia financiera (como jóvenes universitarios), a personas con limitada educación y a grupos cuyo criterio puede ser puesto a prueba por las necesidades de la familia (como los jubilados).
  2. Tiene un enfoque excesivo en las garantías: Recuerde que un negocio tradicional de crédito busca recibir el pago en efectivo.  Si el énfasis es el valor de la garantía (ya sea carro, casa o lote), entonces no van a ponderar si el cliente puede o no pagar porque tienen en mente apoderarse de la garantía.
  3. Pregona que no requieren referencias de APC: Si una cartera de crédito no requiere la consideración mínima del historial de cumplimiento de sus clientes, esto es un indicio que van a buscar obtener el máximo de los clientes –sea como sea– para compensar las altas pérdidas resultante de los bajos estándares de asignación de créditos.
  4. Su publicidad indica que todo es fácil, rápido y sin consecuencias: Los bancos y entidades financieras serias no andan prometiendo felicidad ni cumplimiento de todos sus deseos inmediatamente porque sabe que eso NO es posible.  Afine su oído cuando le hagan promesas excesivas.

Detrás de las características mencionadas se puede estar escondiendo una transacción que lo podría llevar a la ruina; por el simple hecho que ese crédito no corresponde a su realidad ni  a sus verdaderas necesidades financieras sino que gravita en torno a la ambición desmedida de una organización usurera. En un país con tanta oferta de crédito, hay muchas opciones justas de financiamiento.  Tome sus precauciones.  

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