En épocas de
crecimiento el optimismo campea por todos lados. Sólo los más pesimistas prevén escenarios
distintos a la continuidad perpetua de la prosperidad. Es por eso que en los bancos se repite, quizá
para conjurar el peligro, que “los créditos malos se dan en tiempos buenos”.
Como parte de
las medidas para mitigar el riesgo de crédito, los bancos se esfuerzan en la detección
de señales tempranas de deterioro financiero en sus clientes. El crédito difiere de la mercancía que con la
transferencia y el cobro, da por terminada la gestión; el crédito es prestado y
no vendido. Cuando un banco desembolsa dinero al prestatario, se establece una
relación de gran dependencia hasta el último pago y costosa disolución. Es por
eso que la detección de problemas en su fase embrionaria permite tomar medidas
antes que las pérdidas sean irreversibles.
Obviamente no
todo el mundo comparte estas preocupaciones crediticias. Sin embargo, el entendimiento de las señales
tempranas de problemas financieros sirve a todo profesional y/o empresario a
interpretar los elusivos mensajes que envía su actividad económica cuando comienza
a fallar. Veamos los más importantes:
- Ausencia o pérdida de la ventaja competitiva: De acuerdo a Michael Porter, gurú de estrategia, las ventajas competitivas son las características únicas que permiten dominar un mercado por medio del liderazgo en costo, en calidad o en servir excepcionalmente a un nicho del mercado. Cuando por alguna razón la empresa pierde o nunca tuvo una característica diferenciadora, comienza la rivalidad en precios. Es entonces cuando una empresa otrora rentable, repentinamente ve reducida la cartera de clientes a los que tiene que dar más crédito, más atención y a cambio recibe menores ingresos, lo que reduce la rentabilidad y el atractivo.
- Exceso de deuda por falta de capital: Cuando una actividad es incapaz de generar internamente los fondos necesarios para su mantenimiento o no es atractiva para nuevos aportes de capital, entonces la única opción de financiamiento que resta es la deuda bancaria. El incremento de la deuda reduce las ganancias disminuyendo la capacidad de crear capital, a la par que agrava la dependencia en el crédito.
- Enfoque en las ventas a expensas del balance: Vender de todo a todos en la mayor cantidad posible denota una clara falta de estrategia que puede estar llevando a dar plazos de pago más largos y precios más bajos a costas del endeudamiento y de la disponibilidad de recursos convertibles en efectivo.
- Deterioro del capital de trabajo: se define al capital de trabajo como la diferencia entre los recursos convertibles a efectivo en el corto plazo (inventario, cuentas por cobrar) menos los compromisos a corto plazo (cuentas por pagar, abonos a capital de deuda bancaria). Cuando esta relación se reduce o es negativa, es un claro indicativo de problemas ya que a corto plazo se debe más de lo que se tiene para pagar.
La toma
oportuna de medidas para enrumbar una actividad que muestra las señales
descritas puede evitar que, en fases
tempranas, debilidades potenciales se manifiesten y que, en fases más tardías, las pérdidas probables se tornen
irrecuperables. Aprendamos de la
experiencia ajena sin tener que sufrirla en carne propia.
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