Sobre el producto del refinanciamiento de hipotecas
Refinanciamiento de hipotecas
La compra de una
vivienda es una de las decisiones financieras de mayor transcendencia en la
vida de un individuo. Primero, por el monto de la compra que difiere
enormemente en tamaño de los gastos y compras ordinarias. Segundo,
por el plazo de tiempo del compromiso adquirido que suele tener un horizonte de
20 o 30 años. En este artículo nos vamos
a enfocar en la práctica de los refinanciamientos de hipotecas, un producto que
sigue muy de cerca a la hipoteca.
El
refinanciamiento de hipoteca consiste en el repago de la deuda sobre una
vivienda con otra deuda en diferentes condiciones, manteniendo la vivienda como
garantía de la nueva deuda. La posibilidad de refinanciar una hipoteca se da
cuando se crea patrimonio en dos posibles escenarios: (1) conforme se realizan
los pagos de hipoteca que incluyen una
porción a interés y otra a capital, se libera patrimonio; el patrimonio es la porción de los bienes que
realmente nos pertenece. (2) cuando el valor de venta de la vivienda
aumenta por encima del valor de la deuda.
En esto no hay ciencia. Una vez transcurra un tiempo de estar pagando
hipoteca, ya se puede ser acceder al refinanciamiento. No obstante, hay que saber cuando un
refinanciamiento es bueno o cuando nos afecta.
El buen
refinanciamiento de hipoteca tiene como propósito aprovechar las tasas de
interés más bajas o, en el caso de las
fincas, del incremento en el valor de la tierra. Lo importante es que el ahorro en pago
mensual por menor interés, compense a
corto plazo los gastos de instalación del nuevo préstamo, tales como
comisiones, avalúos y gastos legales. Si
el ahorro es insuficiente o se logra extendiendo el plazo de la hipoteca, deja
de ser una buena decisión. En el caso de las fincas, el incremento del valor de
la tierra les permite hipotecar una superficie menor para mantener el mismo
préstamo. Conozco de casos que el
incremento de valor de la tierra ha bastado para liberar la mitad de la finca
de hipotecas. Adicionalmente, el buen
refinanciamiento permite reducir el plazo de la hipoteca en caso que se esté
interesado en construir patrimonio con mayor rapidez, aprovechando una mejora
en los ingresos.
El refinanciamiento
de hipoteca deja de ser beneficioso cuando se vuelve a comprometer el
patrimonio creado con usos que no crean valor duradero. Por ejemplo, si después de pagar la casa
durante diez años se reduce el monto original de la deuda de $50M a $40M y a la
vez el valor de la casa se incrementó de $55MM a $65M, se ha creado un
patrimonio de $25M versus $40M de deuda.
Si se va a cualquier banco, se puede obtener que paguen la deuda de $40M
así como un adicional en efectivo, con un monto cercano al patrimonio de $25M. El problema está en que ese excedente
usualmente se usa para cubrir gastos o remodelaciones que pierden su valor en
el tiempo. O en otro caso para
consolidación de deudas más costosas, tales como los prestamos de carro,
tarjeta de crédito y los préstamos personales, con el problema que el cupo
liberado se vuelve a utilizar. El mal
refinanciamiento lleva a pérdidas por gastos de instalación del nuevo préstamo,
pérdida de patrimonio, abre la puerta a más deuda y hace interminable la carga
de la deuda.
Es ilusorio y
engañoso esperar que los bancos y demás instituciones financieras a través de
sus “asesores de crédito” ayuden al
consumidor a discernir los buenos usos de la deuda, cuando la realidad es que
muchas de estas instituciones se benefician del exceso de deuda y de los
desaciertos crediticios del consumidor de a pie. Es por eso que es fundamental que las
personas mejoren su entendimiento de las cuestiones financieras, en este caso
del manejo de los refinanciamientos hipotecarios. El buen administrador busca disminuir deudas,
reducir gastos y construir patrimonio.
No lo olvidemos.
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