“Eficiencia
es hacer las cosas bien. Efectividad es hacer las cosas correctas” Peter
Drucker
Soy un convencido de la importancia de la
administración en la vida de cada persona.
Con administración no me refiero solamente a negocio, a la compra y
venta o a la producción que tiene por objeto hacer dinero. La administración es el conjunto de
decisiones, medidas y protecciones que tienen por objeto que las cosas
correctas se hagan bien. Tomar buenas
decisiones es crucial en todo nivel, desde la presidencia de una gran empresa
hasta en el pequeño negocio de la esquina.
Tomar buenas decisiones es difícil. Si fácil fuera, no habría problemas en este
mundo. La toma de decisiones se enfrenta
a innumerables limitantes que hacen que a menudo se llegue a malas decisiones o
errores. Algunas de las limitantes que
he observado son:
- La falta de experiencia: “no se aprende por cabeza ajena” dice el refrán. Lamentablemente, muchas veces ocurre así. Para aprender bien, la persona se tiene que ver envuelta en la situación, involucrado cara a cara con una experiencia. Hay menos probabilidades de error si ya hemos afrontado previamente una situación parecida. El problema surge cuando se toma decisiones fuera de los límites de la experiencia o profesión. Es ahí cuando la situación se complica y se incrementa el margen de error.
- La información es fragmentaria, dispersa y superficial: para tomar buenas decisiones hace falta buena información. Con todos los medios que existen para buscar información, la buena información sigue estando escondida. Estamos sometidos a una sobrecarga de información parcial que carece de profundidad y que es de mala calidad. El conocimiento no es algo que se encuentra en google en la primera búsqueda. Ni tampoco es algo que nos llega a manera de anécdotas y refranes de fácil digestión. Para buscar conocimiento en el mar de información inconexa y de dudosa calidad, hay que tener rigor. De otra manera se va a tomar decisiones con mala información.
- No siempre se cuenta con buenos asesores: cuando se reconoce que uno no sabe algo, lo más recomendable es buscar consejo de alguien con la experiencia o el conocimiento. No obstante, esto no es una regla infalible. Ya sea porque estén buscando vender y estén sesgados a favor de su interés o que carezcan del tiempo o el interés, la realidad es que el buen consejo es algo valioso y escaso.
- No siempre se cuenta con el tiempo para analizar: el común denominador de todos los trabajos y ocupaciones modernas es la constante demanda de atención de múltiples fuentes. Llamadas de clientes, decenas de correos por día, varios proyectos en paralelo, exceso de trabajo. Todo esto hace que sea mínima la capacidad de enfocar la atención para resolver un problema o tomar una decisión. Y es que hay problemas complejos que requieren enfoque de atención para poder resolverlos. Es por eso que el frenético ritmo de las vidas modernas hace más difícil una buena toma de decisiones.
Tomar
buenas decisiones es tanto arte como ciencia.
Es ciencia porque se busca enseñar a través de libros, clases,
exposiciones y universidades. Pero
también es arte porque existen personas de alto desempeño que han alcanzado grandes
logros, sin haber estudiado administración.
Para la mayoría de las personas es mejor dotarse de una mezcla entre
aprendizaje formal y aprendizaje en la práctica.
El tema de la buena toma de decisiones es
importante para toda aquella persona en busca de lograr las cosas
correctas. Por lo que se debe estar
consciente si una decisión se está tomando sin experiencia, sin consejo, sin
información, sin siquiera pensarlo. No
se puede tener todos los factores para una buena decisión, pero se debe
procurar tener una buena base.
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